El área de Panzós, Alta Verapaz, es una región que históricamente ha sido marginada y castigada por la falta de oportunidades y la escasa productividad de la tierra. Durante años, miles de guatemaltecos en esta región experimentaban la pobreza y la carencia de opciones económicas. Sin embargo, en 2006, la llegada de la empresa minera Mayaniquel trajo una nueva esperanza. Con su llegada, las comunidades comenzaron a experimentar un resurgimiento económico, y sus habitantes vieron la posibilidad de vivir una vida más digna y próspera.
Carlos Arnoldo Catalán Millán, residente de Teleman, Panzós, comparte su experiencia sobre cómo Mayaniquel cambió el panorama económico de la región. “Antes de tener relación laboral con la empresa Mayaniquel, nosotros teníamos un restaurante, pero los negocios eran bajos, el movimiento económico no era mucho”, recuerda. Con la operación de la minera, no solo su negocio mejoró, sino que logró expandirlo. “Empezamos a recibir bastante apoyo por parte de la empresa, y los negocios comenzaron a levantarse más. Pasamos de tener un restaurante a tener tres, y el número de empleados creció de cinco a 35.”
La presencia de Mayaniquel no solo benefició a emprendedores como Carlos, sino que también fue una fuente de empleo directo para muchas personas en la región. Pilotos de camiones, ayudantes, mecánicos, entre otros, dependían de la empresa para su sustento. La actividad minera impulsó no solo la economía de las familias directamente involucradas, sino también una red de pequeños negocios que se beneficiaban del aumento en la demanda de servicios y productos.
Sin embargo, todo cambió abruptamente el 13 de diciembre de 2022, cuando Mayaniquel tuvo que cesar sus operaciones debido a acusaciones y señalamientos infundados. La región, que había florecido gracias a la actividad minera, volvió a enfrentar tiempos de escasez. El impacto ha sido devastador, no solo en términos económicos, sino también en el bienestar social de las comunidades que dependían de la empresa.
Carlos ha sido uno de los muchos afectados por el cierre. “La economía bajó bastante en el área del Polochic. Antes tenía 35 empleados, y ahora solo puedo mantener a seis. Muchos negocios ya están cerrados, porque la única fuente fuerte de ingresos era la agricultura y la minería”, explica con frustración. La falta de trabajo ha dejado a muchas familias en una situación de extrema vulnerabilidad, obligando a varios negocios a cerrar sus puertas y dejando a cientos de personas sin empleo.
El desempleo es uno de los problemas más graves que ha dejado el cierre de Mayaniquel. “Muchos eran pilotos de camiones, otros trabajaban en talleres de mecánica o en pinchazos. Ahora muchos de esos negocios han cerrado, y todo está en silencio”, comenta Carlos. La falta de oportunidades ha forzado a algunas personas a tomar decisiones drásticas, como migrar a Estados Unidos en busca de empleo, ya que en la región la fuente de ingresos se ha reducido significativamente.
El cierre de Mayaniquel no solo representó el fin de una empresa minera, sino el colapso de un ecosistema económico que sostenía a miles de familias. La región, que había experimentado un renacer gracias a la empresa, ahora se enfrenta a un futuro incierto, donde el desempleo y la falta de ingresos son las principales preocupaciones.
A pesar de las dificultades, las comunidades de Panzós y Alta Verapaz siguen esperando que se haga justicia y que se restablezcan las operaciones de Mayaniquel. El cierre injustificado ha dejado una profunda cicatriz en la vida de miles de personas que dependían de la empresa para llevar una vida más digna. Mientras tanto, la esperanza de un mejor futuro parece más lejana, y el impacto económico sigue afectando a todos los sectores de la región.
Mayaniquel no fue solo una empresa minera, fue el pilar que sostenía a miles de familias, y su cierre ha dejado un vacío difícil de llenar.